No. Egipto vive de los dere­chos de tránsito por el Canal de Suez, de las exportaciones petro­leras, y de los ingresos por con­cepto de turismo. Pero los ingre­sos petroleros están declinando porque las monarquías petrole­ras árabes se empeñan en mante­ner bajo el precio del petróleo. En cuanto a los ingresos por tu­rismo, unas cuantas bombas que lanzaron los funmdarnentalisías bastaron para frenar el flujo cíe turistas. Y ahora Egipto enfrenta una severa crisis económica que agrava su crisis socio-política. "De manera que el dinamismo conflictivo sigue presente. Y de la misma manera creo que el in­minente acuerdo Israel-OLP no va a ser la solución mágica, por­que es una fórmula impuesta. Y si está signada por la injusticia, eso no va acabar allí, aunque los pueblas puedan resignarse tem­poralmente".

Así que, conforme ai análisis de Mazhar Al Shereidah, el anun­ciado acuerdo Israet-OLP no pre­sagia una paz verdadera para Pa­lestina, y hasta podría ser negativo para los negocios petroleros de Venezuela.

Caracas, viernes 10

Planificar en materia petrolera es una tarea de suma res­ponsabilidad y dificultad Responsabilidad, porque del acierto depende el futuro económico, político y social del país. Dificultad, porque importantes variables son de carácter externo, por lo que no es posible ejercer control nacional alguno para hacerlas funcionar de acuerdo con los deseos del planificador.

Para elaborar cualquier escenario del comportamiento de la de­manda petrolera mundial, lo principal ha sido y sigue siendo acer­tar la estimación de las principales variables, las cuales se dividen en cuantificables y no cuantificables.

Entre las variables cuantificables se cuentan: el crecimiento de­mográfico, el crecimiento económico, las tasas impositivas, las me­didas de protección al ambiente, los costos de producción, el pre­cio final de las distintas fuentes de energía, las políticas energé­ticas de los principales países consumidores y los avances tecno­lógicos.

La principal variable no fácilmente cuantificable es la referen­te a las cuestiones de índole política, geopolítica y geoestratégica.

En el caso específico de Venezuela, la cantidad y calidad del pe­tróleo es de suma significación. En cuanto a las reservas proba­das, o sea, la cantidad, la cifra autorizada más reciente es de 63.000 millones de barriles, cuyo 75% corresponde a crudos pesados y extrapesados.

Más detalladamente, la División de Exploración y Reservas del Ministerio de Energía y Minas (MEM) señala que, de un total de reservas remanentes de petróleo y condensado por tipo de grave­dad Api, el país tiene un total de 10.072 millones de M3 (factor 6,28978 para convertir M3 a barriles.)

EI total de las reservas probadas venezolanas, en términos cuan­titativos, es, como veremos, considerable. Comparativamente, en el hemisferio occidental, son las reservas probadas más grandes. Igualmente, resultan mayores en comparación con importantes paí­ses petroleros del hemisferio oriental como Rusia, el Reino Uni­do, Noruega, Argelia, Libia, indonesia, Nigeria, Egipto, Omán, Ma­lasia, Angola, etcétera.

Es de notar que el total mundial de reservas probadas es de 1.016.000 millones de barriles, por lo que Venezuela tiene el 6,3% del mismo.

Hay que rectificar la planificación

Nuevos rumbos para la industria

El petróleo es, quizás, la única materia prima cuyos principales productores en la Opep invierten enormes sumas de divisas que al final sólo logran el efecto de recurrir a precios tan bajos, los cuales cuestionan lo justo de haber efectuado esos multimillonarios gastos. La inversión foránea es una panacea.

La Producción y Fiscalización del MEM muestran que ei país tiene una producción acumulada desde el año 1917 de 45.000 mi­llones de barriles. Sumando esta cifra con las reservas probadas actuales de 63.000 millones de barriles, se obtiene la cifra de 108.000 millones de barriles como el total del petróleo produci­do y remanente de Venezuela. En otras palabras, el capital petro­lero total de la nación en 1916 era de 108.000 millones, de los cua­les quedan aún 63.000 millones; de los que ya dijimos, sólo 17.900 millones tienen una gravedad superior a 22,0 grados Api.

En cuanto a los 45.000 millones de barriles ya producidos en­tre 1917-1992, sólo en cuatro años la gravedad promedia superó los 26 grados Api.

De lo anterior, se puede concluir que la tipología del crudo vene­zolano desde el comienzo, 1917, ha sido en promedio más bien pesada. En otras palabras, desde el inicio de la explotación petrole­ra en Venezuela, la porción de crudos livianos en las reservas petroleras venezola­nas ha sido modes­ta. Más aun, de un historial de produc-~ción de 75 años, el país produjo duran­te 68 años un paque­te de crudos inferio­res a 30,0 grados Api, pero superio­res a 22,0 grados Api, es decir, media­nos. A lo largo de otros 17 años, pro­dujo un paquete de crudos pesados de entre 17,9 y 21,9 grados Api.

Este hecho de por sí explica los motivos que obliga­ron a las compa­ñías concesionarias operadoras a insta­lar lempranamente refinerías en Vene­zuela y Curazao, pa­ra hacer el petróleo venezolano más ape­tecible en el mercado internacional.

Comparativamente, este crudo, por ejemplo Leona (24,1 grados Api y 14% de azufre) o Tía Juana (23,7 grados Api y 1,9% de azu­fre), tienen que competir con crudos de diferentes características

El precio no llegue a los 18-21 dólares el barril. La solución podría encontrarse replanteándose el problema y ser más cauteloso a la hora de estimar la demanda y su crecimiento: rectificar. Los planifícadores en los países de la Opep, en lo que a demanda se refiere, parecen estar requiriendo de un lema elemental: "No contar los pollitos antes de nacer". Necesitan igualmente inspirarse en la cautelosa actitud de las multinacionales en cuanto a ex­ploración, tanto en los años 60-70 como desde 1986