Mazhar Al-Shereidah aseguró que los consorcios participantes tienen suficiente capital
DIARIO CORREO DEL ORINOCO No.695. Lunes 8 de Agosto de 2011
El creciente endeudamiento de Pdvsa para desarrollar las mayores reservas del mundo “de una manera u otra conduce a una modalidad de privatización”, alertó el profesor universitario de la UCV y LUZ.
La situación financiera mundial no afectará los planes de inversión en la Faja Petrolífera del Orinoco ni en los proyectos de aguas afuera que están realizando las empresas asociadas a Petróleos de Venezuela (Pdvsa), manifestó el profesor de postgrado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y del Zulia (LUZ), Mazhar Al-Shereidah.
“Si aplicamos la teoría leninista, ellas están en la etapa imperialista de exportación de capitales. Ante el incremento de los precios de los hidrocarburos en el mercado internacional, su proceso de acumulación de renta se ha acelerado”, explicó el economista después de salir de dictar la conferencia Perspectivas Mundiales del Sector Petrolero Venezolano, en la Escuela Venezolana de Planificación como parte del ciclo Balance y Perspectivas del Sector Energético en Venezuela.
Aunque a esas compañías no les falta capital, el analista petrolero dijo que se asociaron a Pdvsa mediante consorcios que los integran varias empresas. “Esto les permite, además, compartir el peso de la carga financiera”.
En su criterio, lo que el Ejecutivo está diseñando con el Plan Siembra Petrolera no coincide, necesariamente, con las posibilidades de colocar esa producción en los mercados internacionales, porque eso depende del ritmo de crecimiento de la economía mundial y hasta ahora es muy modesto, tal como lo demuestran los últimos acontecimientos en Estados Unidos y Europa, que no acaban de salir de la recesión.
Ante esta situación, augura una fuerte competencia entre los países productores para vender crudo a China y la India, que son los únicos países que registran un franco crecimiento económico y una demanda exponencial.
Respecto a la situación de los proyectos, Al-Shereidah desconoce si es factible que los nuevos proyectos en la Faja puedan alcanzar una producción temprana tal como lo exige el Ministerio del Poder Popular para Energía y Petróleo (Menpet), pero “lo que es vox populi es que los consorcios le han solicitado a Pvdsa que cumpla con su parte de la inversión, en vista de que la petrolera estatal tiene dificultades en su flujo de caja”, aseveró.
Aunque la falta de recursos está siendo compensada con préstamos de corporaciones como Eni, CNPC de China y bancos japoneses, el analista petrolero contestó que esas prácticas financieras en el fondo conllevan a una pérdida de soberanía. “En la medida que ellos van adelantando préstamos, entiendo por viejo, que esto conduce de una manera u otra a una modalidad de privatización”, alertó el analista.
CAPACIDAD DE PRODUCCIÓN
Venezuela tiene una enorme posibilidad de convertirse en una potencia petrolera mundial, pero para serlo no son necesarias solo las reservas, sino que es imperioso desarrollar la capacidad de producción tanto en crudo como en gas asociado y no asociado, sostuvo el analista.
“Desde los 90, Pdvsa viene prometiendo la producción de suficiente gas para autoabastecernos, pero la realidad es que si no fuera por el suministro que nos llega por el gasoducto desde Colombia, la industria petrolera de occidente no estaría funcionando como lo hace”, expresó, para ejemplificar, que hay reservas, lo importante ahora es cómo convertirlas en producción con toda la inversión y tecnología que esto implica.
Después de mencionar la importancia del Plan Siembra Petrolera, Al-Shereidah se preguntó “si es conveniente para los intereses del país duplicar la capacidad de producción a 6 millones de barriles diarios sin utilizarla”, dijo al plantear de manera indirecta, la inquietud sobre la posibilidad de que la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) autorice doblar el bombeo del país, como se prevé en las metas en los próximos ocho años.
Si lo crucial en la industria es una cuestión de soberanía, el profesor universitario aseguró que en materia petrolera ese término se refiere al manejo exclusivo, por parte del Estado, esos recursos. “No se puede decir que un recurso natural no renovable es estratégico y, a la vez, compartir el directorio con representantes del capital transnacional. No me importa si es chino, vietnamita, ruso, japonés, francés, indio, iraní, español o estadounidense”, reflexionó.
EL VALOR DE LA ORIMULSION
Al-Shereidah reveló que nunca le simpatizó la idea de exportar la orimulsión, pero siempre se ha preguntado por qué las autoridades decidieron sacar del mercado a este combustible, cuyo invento se originó en los centros de investigación venezolanos.
“La orimulsión no es más que carbón líquido, y por esta razón no entra en las cuotas de la OPEP. Es un recurso venezolano, con patente venezolana. Factible, 100% comprobado en y fuera del país, para un solo uso: combustible para centrales termoeléctricas”, explicó.
El especialista en materia petrolera no se explica las razones que llevaron al Gobierno venezolano de prescindir de este combustible, sobre todo cuando se están quemando enormes cantidades de diesel en las plantas termoeléctricas que tienen un alt9o valor comercial en el exterior.
“Se están utilizando en las plantas termoeléctricas 150 mil barriles diarios para paliar la crisis eléctrica. Cuando planteé la conveniencia de considerar la utilización de la orimulsión en nuestras centrales, el ministro Alí Rodríguez simplemente respondió: esta es una opción descartada. Su respuesta me pareció la máxima expresión del dogmatismo. Estas cuatro palabras cerraron la discusión de un problema estratégico para el país”, se lamentó Al-Shereidah.
MODELO DE DEPENDENCIA
En ese contexto de la propuesta soberana recurrió al pasado.
Al mirar hacia atrás la historia venezolana de los últimos 90 años, el profesor universitario se encontró con que desde 1915 hasta 1975, la inversión y las decisiones sobre hidrocarburos correspondían absolutamente a la esfera transnacional. “Recuerdo a mi maestro, el profesor Estaban Mejías Alarcón, que publicó un libro en 1972 titulado La industria del petróleo en Venezuela. De manera inocente le pregunté: ¿por qué no de Venezuela?. De inmediato me respondió: es que no es de Venezuela”.
“Venezuela tiene un enorme potencial para convertirse en una potencia petrolera mundial, pero para serlo no son necesarias solo las reservas, sino que es imperioso desarrollar la capacidad de producción tanto en crudo como en gas asociado y no asociado, sostuvo el analista”
La industria en ese momento era un enclave extranjero y lo único del país era lo que estaba en el subsuelo. Lo demás, explicó el catedrático, la cuantía de la inversión, las decisiones de cuánto se va a producir, hacia dónde se va a exportar, eran decisiones que las tomaban las compañías extranjeras.
El capital transnacional tuvo a su cargo la actividad petrolera, centrada en la exploración, explotación, refinación y exportación de crudos convencionales, fundamentalmente en occidente y oriente.
Posteriormente, entre 1976 y 1992, más o menos, la industria estaba en manos nacionales.
“De estos crudos convencionales (los livianos y medianos que pueden ir directamente a una refinería) al país le quedan en reservas 50 mil millones de barriles aproximadamente”. El profesor acotó, en su exposición, que los crudos pesados pueden ir directamente a una refinería, pero si no se tratan, saldrán 85% de productos de poco valor y se obtendrán 15% de alto valor, es decir combustibles.
Luego, vino la apertura petrolera. “Se le abrieron, aunque no las puertas, algunas ventanas para que entraran de nuevo las grandes corporaciones transnacionales, más que todo en la Faja Petrolífera del Orinoco”, precisó el economista.
El incremento posterior de las reservas petroleras hasta llegar a los 296.500 millones de barriles actuales, las más grandes del mundo, fue posible por la incorporación de los crudos extrapesados de la Faja. Para explicar esta situación dijo que al extraer un crudo pesado bachaquero, este se convierte en asfalto, lo cual le da un uso directo comercial, pero el barril que se saca de la Faja Petrolífera del Orinoco no tiene ninguna posibilidad de uso comercial.
“A los extrapesados es necesario someterlos a un proceso en los mejoradores. El costo de construir una planta de esa naturaleza con una capacidad para procesar 100 mil barriles diarios debe estar en el orden de los 10 mil millones (millardos) de dólares. De manera que para convertir un millón de barriles diarios en crudos fungibles (digeribles por las refinerías) es necesario construir 10 plantas, con un total de inversión de 100
millardos de dólares”, estimó Al-Shereidah.
El Estado no tiene esa capacidad financiera, por lo tanto, en su criterio, vino una nueva
etapa de la historia petrolera venezolana. “Comenzó a mediados de los 90 hasta el momento.
Digo ‘hasta el momento’ responsablemente. Volvimos al modelo de la participación no exclusiva del Estado en la actividad, como antes de 1976. Ahora el capital foráneo participa hasta con 40% en la explotación de esta riqueza estratégica. Por lo tanto, me
hace ruido cuando se habla de soberanía absoluta”, asintió.
Fuente: Mazhar Al-Shereidah
CAMBIOS EN EL MERCADO MUNDIAL
Al ritmo de la actual producción de 3 millones de barriles día, se tienen reservas para 300 años, si se duplica la producción a 6 millones de barriles por día, alcanzarán para 150 años.
“Como no tenemos un mercado nacional que pueda absorber la mayor parte de esta producción, esa porción tiene que ir al exterior en el que concurren, por lo menos, 40 países y cada uno de estos tiene sus propios planes.
En materia de precios estamos a merced de las decisiones de las bolsas de Nueva York o de Londres y no de las decisiones de la OPEP”, alertó el especialista en economía petrolera.
Cada vez que el precio se incrementa, se abren las perspectivas para que las otras fuentes de energía en el mundo se pongan a disposición del consumidor.
“Desde los años 50, la demanda de petróleo creció a un promedio interanual de 7%. Ahora está en menos de 2%”, precisó el economista de origen iraquí.
Al-Shereidah mencionó estas cifras para representar los cambios en el mercado petrolero mundial. Ahora hay dos hemisferios, el occidental y el oriental.
En este lado del planeta está creciendo, básicamente, la producción de Venezuela, Canadá, Colombia y Brasil.
“Y vaya sorpresa, cuando pensábamos que no levantaba cabeza en hidrocarburos, con estos precios, Estados Unidos está invirtiendo masivamente en los yacimientos de gas de esquisto.
El presidente Obama ha repetido que quiere depender cada vez menos del crudo del Medio Oriente y de Venezuela”, recalcó.
Pero eso no es todo, están apareciendo nuevos competidores. Brasil acaba de aprobar un plan de inversiones gigantesco. A ellos les interesa abrir un mercado en Estados Unidos. Petrobras superó a la Shell tecnológicamente para explotar petróleo en aguas profundas. “Sobrepasaron los 7 kilómetros de profundidad. Su crudo es dulce, excelente”, precisó el catedrático.
En el hemisferio occidental la demanda de crudo no es creciente, en su criterio, por eso considera fundamental mirar hacia el hemisferio oriental, principalmente a China y la India. Pero resulta que las mayores reservas convencionales están en el Medio Oriente, con costos de producción ínfimos que no llegan a un dólar, en el caso de Irak, Kuwait y Arabia Saudita, y rendimientos por pozo mayores a los 5 mil barriles por día. Mientras que en Venezuela la productividad está alrededor de 1.500 barriles por día con inyección de agua, vapor o gas, allá fluyen naturalmente.
Esta realidad supone una dificultad para abrirnos paso en el mercado asiático. “Los estudios dicen, sobretodo la teoría de cénit petrolero, que China, entre los años 2016 y 2020, llegaría al máximo de la demanda, con lo cual se formaría una meseta hasta declinar. Esto me ha llevado a plantear una pregunta para la cuál no tengo respuesta:
¿Qué hacer con el petróleo, qué perspectivas tenemos para convertirnos en potencia, y si este camino no implica cerrarle el camino al impulso a otros sectores productivos?”, concluyó.
ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA INDUSTRIA
Reducción de los presupuestos de inversión y gastos operacionales que ha retrasado los proyectos para elevar la capacidad de producción.
Problemas en el flujo de caja que ocasionan retrasos, más que todo en el tendido de los oleoductos.
Baja oferta de gas, especialmente en la región occidental, que no permite cumplir compromisos de inyección de vapor, con los consecuentes incumplimientos en los planes de producción.
Deterioro y obsolescencia de las plantas de inyección de agua.
Falta de mantenimiento en las plantas de gas.
Escasez de materiales de construcción que retrasan los planes de ampliación de La infraestructura, necesaria para llevar adelante la producción y refinación.