Apertura, Poligamia y Geishas

De: Mazhar Al-Shereidah



“Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas”, dice una canción caribeña llevada al teatro que debería estar en la mente de tantos inversionistas petroleros que acudieron a una Conferencia sobre Gas en Yanbu, Arabia Saudita, a orillas del Mar Rojo a finales del pasado mes de octubre con la esperanza de escuchar lo que sería música para sus oídos de boca del ministro saudí de petróleo: la apertura de la fase de exploración-producción, el “upstream”, al capital foráneo. No obstante, lo que el ministro Ali Naimi anunció, no entusiasmó a la concurrencia extranjera. Con tono seco y claridad meridional propia del brillo del sol en esos lares, el ministro enfatizó: “Para el ‘upstream’, la inversión extranjera no es requerida”. Posteriormente, ante las cámaras de la TV del Financial Times, explicó: “La decisión se debe a que el Reino Saudita dispone por completo de los recursos financieros para acometerlo”.

¿Qué posición tan diferente comparada con aquella de los años treinta (en tiempos de Gómez en Venezuela), cuando los esfuerzos de los inversionistas estadounidenses por asegurarse concesiones petroleras tanto en Venezuela como en Arabia Saudita siempre obtenían respuestas complacientes?

Por naturaleza, los beduinos son unos seres de inteligencia nata, visión aguda y por encima de todo, astutos. Tienen defectos que, como lejano descendiente de los mismos, conozco a fondo, pero que tocaremos a su debido tiempo. Así que el Rey Abdul Aziz Al-Saúd en los años treinta, con su reciente establecido reino, gracias a la decidida ayuda británica, comprendió los riesgos de proporcionarle al Imperio Británico un recurso adicional a su ya excesiva influencia. Opto así por los “americanos” para que manejen el asunto petrolero.

Su hijo Fahd, hoy rey, viene manejando el expediente petrolero desde que, en los años setenta, su asesinado medio hermano Faisal fuera el monarca. Es un consumado experto petrolero y en cuestiones de influencia y poder, ha visto demasiado como para que en el fondo deje de ser y proceder como un beduino: astuto.

EE.UU. socavó el poder de sus aliados de la Segunda Guerra Mundial. En el Medio Oriente, primero desplazó a Francia, pero el verdadero perdedor fue Gran Bretaña. Desde los cincuenta, Washington hace y deshace en dicha región bajo el pretexto del peligro comunista y la expansión soviética. Los últimos ocho años son un campo fecundo para estudiar a fondo los excesos de poder de EE.UU. en esa zona en ausencia de cualquier peligro extrarregional. En la región, la principal amenaza para la paz la constituye la continuada ocupación israelí de los Territorios Ocupados en desafío a las resoluciones de la ONU. Israel además es la única superpotencia atómica regional que, además, se niega a firmar el tratado contra la poliferación de las Armas Atómicas. Desafía a la ONU y proclama a Jerusalén, parte de los Territorios ocupados, como capital eterna de Israel. Con firmeza, EE.UU. apoya esta política.

Si se asociaran en el “upstream” ¿compartirían las decisiones estratégicas? Por ejemplo ¿cuánto producir? ¿cuándo? ¿A quién vender? ¿hacia dónde exportar? ¿a qué precio?, ¿cuál sería el potencial de poder de los saudita?

Toda asociación conlleva prácticas de convivencia, de compartir, de condominio, de consulta y consenso en aras del “interés común”. En cambio, un visitante es un huésped que se marcha terminada la visita. Este es el caso de un contratista, no importa cuán valioso es su aporte. Precisamente, tiene precio: cobra y se marcha.

No adquiere derechos, no entra en la casa, se queda en el “diván”, no forma parte de la familia, no participa en el consejo de la misma, no tiene acceso a las intimidades de la deliberaciones, no puede tentar ni corromper.

Si los sauditas accedieran y se “abrieran” perderían la potestad y capacidad (aunque sea teórica o potencial) de utilizar su petróleo como recurso de poder. Lo convertirían en simple mercancía. Lo despojarían de su inherente contenido estratégico. Si las transnacionales petroleras accedieran al mismo como socios, la parte del león le correspondería a las estadounidenses. En manos de los grandes y según la “ética” de éstos, la especulación es una práctica más del negocio.

¿Quieren los sauditas convertir su dinastía, país y petróleo en un negocio?
Si los sauditas facilitan el acceso “accionario” de firmas y poderes extranjeros a la Saudi Aramco ¿tendría Washington motivos para cortejar Riyadh?

Entres los beduinos ricos, la poligamia era popular. Las esposas, para mantener vivo el interés del consentido cónyuge, se las ingeniaban. El premier japonés Hashimoto, de visita en Arabia Saudita, cuenta por su parte con el refinado arte de las Geishas.

La visita de Yeltsin a Japón y China por una parte y la tentación estadounidense de excederse nuevamente en el uso de su poder en Irak, sugieren el inicio de un interesante capítulo en las relaciones internacionales que seguramente tendrán repercusiones en lo petrolero. En Irán, la francesa Total ya lo demostró.

This entry was posted on 15 de enero de 2010. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

Leave a Reply

Con la tecnología de Blogger.