ASÍ SÍ PROVOCA INVERTIR

FECHA: 11-02-97
MAZHAR AL-SHEREIDAH.

En los círculos petroleros internacionales hay optimismo, el cual se debe a varios importantes factores, siendo quizás el primero de ellos una relación fluida entre la industria petrolera estadounidense y la Casa Blanca, hecho que viene manisfestándose desde mediados del 96 en gesto de mútua comprensión y de elogios recíprocos.

Esta situación trae a la memoria del entendimiento entre el Presidente Nixon y esa industria a finales de los sesenta. En ese entonces, la industria petrolera estadounidense alertada con una sola voz; con los precios actuales no es posible generar suficientes recursos propios para agregar más reservas; la dependencia de EE.UU. del petróleo importado crecerá, lo cual constituye un problema de seguridad nacional. Así lo reflejaba el informe anual preparado por la División de Energía del Chase Manhattan Bank.

Nixon prometió liberar los precios del petróleo y del gas, pero el destino no quiso que el Presidente fuera recordado como el hombre que atentara contra la “cultura del automóvil”, así que la OPEP fue la “oveja negra”, Kaddafi fue el “malo de la película” y los demás quedaron felices: productores, compañías y los fisco nacionales de los países importadores.

Sin embargo, fue con Nixon que el dólar sufrió dos devaluaciones, lo cual anuló en buena parte el efecto favorable que los países OPEP habían comenzado a disfrutar por el incremento de los ingresos. En base a los precios que comenzado a regir desde 1974, las compañías mayores invirtieron masivamente en lo que más tarde sería los productores NO-OPEP. En realidad, se había liberado de la carga financiera que para ellas representada invertir en el “upstream” (exploración y producción) en los países OPEP.

Más bien, al nacionalizar, estos últimos indemnizaron a las compañías con gigantescas sumas en efectivo, lo cual les suministró una base financiera adecuada para cometer los nuevos, costosos y riesgosos proyectos.

Simultáneamente, una OPEP cada vez más politizada y en conflicto con los Gobiernos de los países del G-7, le proporcionaba a esas compañías precios lo suficientemente altos que cumplían al menos dos funciones:

Incrementaban las ganancias en la fase “downstream” (transporte, refinación, almacenamiento, distribución);

2) servían de “red de seguridad” a “precio piso” que le garantizaba a los nuevos y costosos crudos una colocación rentable.

La felíz historia finalizó en 1986 cuando el precio se derrumbó. Pero como contrapeso, comenzaba el derrumbe de la URSS. Un período de espera se impuso. Una nueva constelación de fuerzas surgió y hubo que elaborar un nuevo mapamundi político una vez caído el Muro de Berlin, disuelta la URSS y ocupado el Golfo por EEUU a raíz de “Tormenta del Desierto”.

No obstante, los precios permanecieron deprimidos entre mediados de 1991 y mayo de 1996. Repentinamente el precio comenzó a dispararse sin motivo político alguno; y por más que se trate de encontrar explicaciones económicas, las mismas no satisfacen plenamente la sana curiosidad del analista que ya va adquiriendo características propias del diablo¡

Nuevamente la dependencia de EE.UU. del petróleo importado está en su máximo nivel histórico, pero las preocupaciones justificadas por la seguridad del suministro ya no existen, mientras que el siempre seguro petróleo latinoamericano ha elevado su participación para satisfacer la creciente demanda petrolera estadounidense. Estos dos hechos deberían más bien ejercer un efecto bajista sobre los precios, pero ellos no ocurre así:

Veamos: a lo largo de más de veinte años, los dueños de las mayores reservas , los países OPEP, invirtieron masivamente en el “upstream”, las reservas nuevas están allí o están “a punto de caramelo”, pero falta un pequeño empujón tecnológico-financiero para recoger una gran cosecha.

La globalización dicta sus reglas y una industria de punta como la petrolera tiene aspiraciones que llegan a los oídos de los “policy makers”.
Para el largo plazo, el escenario “popular” del WTI estaría cerca de $ 20 /b.

Ellos son blancos y se entienden. Así sí vale la pena invertir.

This entry was posted on 19 de enero de 2010. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

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