De elecciones y corazones

06-11-96

Mazhar Al-Shereidah

En las próximas horas o al máximo días, la suerte de dos hombres tendrá repercusiones sobre el mundo entero. No competirán entre sí ni pelearán por título alguno. Más bien cada uno de ellos tendrá su propia pelea con su respectivo adversario. Dole se medirá frente a Clinton y los pronósticos señalan al último como seguro ganador para una reelección.

A miles de kilómetros de distancia está pendiente otra contienda. En Moscú, Yeltsin luchará por su vida ya que su corazón, que en este año sufrió tres crisis, necesita un puente coronario con apenas un 4% de riesgo según los especialistas. El cardiólogo norteamericano Michael DeBakey estará al lado de sus colegas rusos para asegurar el éxito de la operación. En Washington, para el ganador de la contienda electoral, fuera de las consideraciones humanitarias, el bienestar del Presidente Yeltsin es un deseo común como el hombre más idóneo para gobernar con mano de hierro y proseguir con las reformas económicas liberales.

Hace aproximadamente medio siglo, el Presidente Roosevelt formó una alianza con Stalin, “el hombre de hierro” para derrotar a la Alemania nazi. Una vez logrado el objetivo, su sucesor, Truman, iniciaría la lucha contra el comunismo que no cesa aún, porque si bien es cierto que esa ideología dejó de ser la dominante y oficial en Rusia, millones de sus seguidores obtuvieron democráticamente una amplia representación en el parlamento moscovita.

¿Qué importancia tiene Rusia para el tema petrolero?

Veamos primero algunas cifras. Las reservas mundiales son de 1.017 mil millones de barriles, de los cuales la Federación Rusa tiene 49 y EEUU 30 mil millones B respectivamente. Cerca de Rusia está el Medio Oriente con 660 mil millones B, y cerca de EEUU están México, Centro y Suramérica con 130 mil millones B.

Rusia consume 3 millones b/d y produce 6,2 millones b/d. EEUU consume 17 millones b/d y produce 8 millones b/d.

Las reservas en Rusia tendrían duración de 21,9 años y en EEUU de 9,7 años.

Pero mucho antes de que el petróleo tuviera la importancia estratégica que le viene caracterizando en los últimos noventa años, Rusia fue un activo participante del quehacer mundial. Su condición de potencia euroasiática lo involucró en asuntos propios de la Europa cristiana, así como en el Medio y Lejano Oriente. Padeció desde temprano los efectos del avance del Islam; los coletazos de la expansión mongólica; la conquista Otomana de Constantinopla; las guerras contra turcos, persas y tantas etnias islamizadas en sus fronteras sureñas; sintió la marcha otomana sobre Grecia, los Balcanes y Viena; vivió la competencia colonialista anglo-francesa por Persia, el Golfo y la India; sufrió la invasión napoleónica; su monarquía feudal sometió tanto a su propia gente como a pueblos y países vecinos; sus Pogroms antisemitas dieron nacimiento al sionismo político; vendió Alaska a EEUU; se enfrascó en una guerra en 1905 contra Japón; otorgó concesiones petroleras a capitales europeos; participó en la Primera Guerra Mundial hasta que los bolcheviques instauraron el socialismo en ese país, que duró hasta 1990.

Posiblemente el peligro ahora no sea la vuelta de los comunistas al poder, sino el expediente nuclear, pues la Duma aún no ha ratificado el Tratado START-2 y Rusia todavía posee mucho más de 3.000 ojivas nucleares quizás “oxidadas”, como dijo Lebed recientemente.

De modo que el acceso al “botón nuclear” en Moscú es una cuestión estratégica de primera orden no sólo para EEUU, sino también para Europa, Japón, China y el Medio Oriente.

Por ello, la pesadilla de un “otoño caliente en Rusia” signado por un estallido social por el deterioro de la situación económica de la población, es motivo de preocupación tanto para los líderes rusos, como también para los otros en el mundo.

La gente suele ser más sensible e irritable cuando se hacen evidentes sus necesidades y debilidades. Es, en el caso de los países, cuando se exacerban las manifestaciones nacionalistas.

Desde hace años, Rusia recibe ayuda humanitaria desde Europa. El orgullo ruso de ser durante décadas uno de los principales donantes está quebrado; en los Balcanes, sus parientes eslavos se enfrentan a bosnios musulmanes; en Chechenia piden la independencia; las repúblicas caucásicas están expuestas a la desestabilización desde Afganistán.

La gira del canciller Yevgeny Primakov por el Medio Oriente sirve para reforzar la autoestima de los rusos y coincide con la iniciativa franco-europea. Para EEUU es un recordatorio de que la Conferencia de Madrid para la Paz en el Medio Oriente se convocó bajo el patrocinio conjunto de EEUU-URSS, y de que el acuerdo en Washington entre Rabin y Arafat se realizó ante el Presidente Clinton y el entonces ministro ruso del Exterior, Andrei Kozyrev.

Europa y Rusia, vecinos del Medio Oriente , son determinantes para el futuro de esa región. El desproporcional poder temporal de EEUU no puede cambiar la historia ni la geografía, y mucho menos a la geografía petrolera.

This entry was posted on 15 de enero de 2010. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

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