EL MATRICIDIO DE LA OPEP

MAZHAR AL‑SHEREIDAH

06‑05‑1997

En una de sus canciones, Mercedes Sosa comienza diciendo: "El tiempo pasa... nos vamos poniendo viejos" y este fue precisamente el pensamiento que me vino a la mente en días recientes observando las fluctuaciones de los precios petroleros. Constaté una baja de casi siete dólares por barril en un lapso de cuatro meses. Fue inevitable recordar aquellas circunstancias que en 1959‑60 motivaron a Venezuela para la creación de la OPEP, una especie de "madre" que defendería nuestros intereses colectivos.

Historiadores y cronistas de esos tiempos afirmaban que la gota que colmó el vaso fue una baja sustancial en los precios, ordenada por algunas operadoras multinacionales sin consulta previa con los países productores, cuyos presupuestos se habían elaborado sobre una estimación preestablecida de ingresos petroleros.

Treinta y siete años más tarde, la OPEP vive una calma envidiable, mientras que analistas como uno, que hemos dedicado ‑ al menos formalmente unos treinta años a estos menesteres, todavía no hemos logrado apartar la problemática del petróleo de la mente ni apagar su llama en el corazón. Uno de esos casos crónicos y patéticos donde quizás es aplicable el dicho de "cada loco con su tema".

En los cinco países fundadores de OPEP (Venezuela, Arabia Saudita, Irak Irán y Kuwait), las multinacionales petroleras han sido despedidas (con la Nacionalización) en algunos casos con Menos ~¡loza que en otros, pero en suma ya tienen entro veinte y veinticinco años que no están a cargo de la producción en los países arriba mencionados. En el caso venezolano caracterizado por una 'Nacionalización no traumática", su regreso muy reciente a raíz de la Apertura, apenas les ha permitido instalarse para abocarse a explorar. De modo que la producción ha sido por más de veinte años, y todavía es, responsabilidad exclusiva de los Gobiernos de los países mencionados.

Tal vez podamos encontrar la explicación de la calma de la OPEP en Viena, desglosando la estructura de la Organización. El Secretariado General está compuesto por Funcionarios enviados por los países miembros para ocupar cargos determinados en la Organización. Los "Gobernadores" son también representantes de los respectivos países al igual que los Ministros que acuden a las "Conferencias". Estos últimos eligen al Secretario General y éste no hace más que cumplir la política que fijan los poderosos dentro de la Organización.

No cabe duda que en el Secretariado General hay profesionales que observan, analizan y presentan estudios,, informes; al~ y recomiendan. Pero el Vocero es el Secretario General de turno, cuya discreción y sabiduría determinan la selección de los temas sobre los cuales hablan tanto él como las publicaciones de la OPEP y las ponencias que presentan los demás voceros (especializados en áreas específicas M saber petrolero). Además de la escogencia temática, hay orientaciones en cuanto al tono; la intensidad; el límite de la critica; llamo no a las cosas, los países y las personas por su nombre... Todo un manual de actuación diplomática afín con las normas "más civilizadas".

El Haji y Doctor Rilwanu Lukman, actual Secretario General, es un profundo conocedor del mundo petrolero, su experiencia y conocimientos son vastos, su sencillez es ejemplar y su paciencia es tan grande y amplia como Nigeria, su país de origen.

La OPEP de antaño planteaba el problema de los precios en términos reales, presentaba el dilema de¡ reparto de¡ precio de venta de un barril refinado en los países de la OCDE entre el Fisco (digamos de Dinamarca), el Fisco de¡ país exportador y las ganancias de las compañías encargadas del transporte y refinación del crudo. También alertaba sobre el deterioro de los términos de intercambio. Buscó y logró en 1972 una fórmula científica que le sirviera a los exportadores de salvavidas contra la inflación importada y las fluctuaciones del dólar frente a otras monedas fue.... Eso fue posible antes de que el factor político se introdujera en la OPEP tan evidentemente.

Como simple analista, observo con preocupación que el precio actual en términos reales no excede aquel de 1960; que la baja en los precios en lo que va de 1997 es superior a aquella de 1959‑60 antes mencionada y que "justificó" la creación de la OPEP.

Más perdido que un citadino en el Sahara, preguntó: ¿cómo podríamos ayudar a la OPEP? ya sea revitalizándola o aplicándole la eutanasia para que no siga vegetativa.

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