Estratégico: Lo mejor del Petróleo

MAZHAR AL‑SIHEREIDAH

Siempre buscamos "lo mejor" y en esta perenne búsqueda acertamos y fallamos. Juzgar cada situación tiene una buena dosis de subjetivismo, lo que hace que la generalización sea uno de los mayores riesgos para cometer errores. Lo que viene a continuación es por lo tanto un riesgo calculado.

En lo petrolero no hay discusión de que fueron iniciativas privadas motivadas por el lucro, lo que condujo a los inicios de lo que hoy se conoce como la industria petrolera internacional. La acción oficial, gubernamental, estatal fue una especie de reacción a esos éxitos privados y una tardía compresión de las dimensiones estratégicas de esa actividad y su respectiva industria.

Tampoco fueron los Estados o las Naciones, sino las compañías privadas las pioneras para ordenar y reglamentar el mercado, valga decir distribuir la producción entre los principales proveedores para alcanzar un precio que le garantizara a todos los participantes rendimientos óptimos, como ocurrió en los años veinte.

Los gobiernos sí han: legislado contra prácticas monopolísticas; intervenido para fijar precios en sus respectivos territorios para proteger sus consumidores; actuado para establecer impuestos sobre el petróleo importado; restringida la entrada del petróleo extranjero para beneficiar sus industrias petroleras domésticas; establecido boicots contra la importación de petróleo nacionalizado (G.B. contra Irán, 1951‑53); embargado petróleo con ciertos destinos geográficos (la OPAEP en Oct. 1973); prohibido la importación de petróleo procedente de algunos países (EE.UU. en la actualidad con respecto a Irak, Irán y Libia); constituido compañías petroleras estatales y han nacionalizado las privadas extranjeras.

Pero quizás fue la incapacidad del Cartel Petrolero Internacional, compuesto por las "Siete Hermanas" de seguir rigiendo exitosamente el equilibrio entre la oferta y la demanda, lo que fortaleció las iniciativas gubernamentales para asumir dicho rol o al menos para coadyuvar a establecer una nueva estructura para una actividad que las compañías petroleras transnacionales por sí solas ya no podían proporcionar.

Este hecho quedó manifestado en 1959‑60 mediante varias bajas en los precios. El "remedio" que se buscó tiene "nombre de marca": OPEP. Como ocurre con todas las aplicaciones de remedios, se administran eventuales subredosis y surgen "efectos secundarios". Además, con tantas innovaciones y envolturas atractivas, surgen las tentaciones y se produce lo que un político describió recientemente como falta de "lealtad de marca".

Lo que nos atañe aquí es que en los años setenta, el mundo fue dividido en OPEP y No ‑OPEP. Simultáneamente, con la ola de las nacionalizaciones, la responsabilidad de invertir en exploración se dividió, quedando los gobiernos a cargo de esta función en los países de la Organización, mientras que en el resto del mundo (fuera de la ex URSS y México), compañías petroleras internacionales enfrentaron este rito. Desde luego, las compañías petroleras estatales o privadas del país explorado, participaron también en ese esfuerzo. Esto tiene efecto sobre la adición de nuevos descubrimientos de reservas probadas no solo para sustituir las producidas, sino además para incrementar las reservas probadas y así prolongar la disponibilidad del recurso.

Estudiando un período de diez años, 1987‑1996, en su "World Petroleum Trends 1997", la empresa Petroconsultants con sede en Ginebra, constata que, mundialmente, la sustitución arriba explicada bajó de un 80% en 1987 al 25% en 1996. El estudio concluye en que el incremento de los precios en 1996 incentivaría más exploraciones. De modo que el preció sigue siendo la clave del negocio.

El mundo produjo en agosto, según Petroleum Intelligence Weekly (08.09.97), 73.132 mil b/d, es decir, más de un millón b/d que en julio, debido a la vuelta parcial del petróleo iraquí al mercado.

Efectivamente, en miles de b/d, se destacan entre otros: Arabia Saudita: 8.565; la ex URSS: 7.076; Africa: 7.286; el Lejano Oriente: 7.158; Europa: 6.450; EE.UU: 6.280 y Venezuela: 3.230.

Es cierto, hay países y regiones donde el consumo petrolero está creciendo muy rápidamente como es el caso de Asia‑Pacífico con más del 4%. China encabeza con una tasa del 9,6% y la India con el 6,4%. La población de ambos países suman casi 2,2 millardos de personas y apenas consumen 5,7 millones b/d, comparada con el consumo de más de 17 millones b/d en EE.UU con aproximadamente el décimo de aquella población.

No cabe duda entonces que si de responsabilidades globales y estratégicas se trata, es preciso juntar esfuerzos tanto de gobiernos como de empresas privadas. Las mayores de éstas y los gobiernos en sus respectivos países de origen saben que el petróleo es cuestión de Estado, porque sí es estratégico. De modo que los diálogos entre productores y consumidores ameritan agendas formales y delegados del más alto nivel oficial y empresarial. De allí tienen que surgir acuerdos y compromisos obligantes.

This entry was posted on 19 de enero de 2010. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

Leave a Reply

Con la tecnología de Blogger.