Kabul y el “Túnel del Tiempo”

02-10-96

Mazhar Al- Shereidah

Los yacimientos petrolíferos se formaron en el subsuelo mucho antes de la aparición de las religiones monoteístas sobre la faz de la tierra. Estas últimas, por alguna razón, surgieron en tierras áridas de lo que, desde 1902 se llama el Medio Oriente, siguiendo la denominación del estratega y almirante estadounidense Alfred T. Mahan. El Islam, nacido en el siglo VII, es la religión monoteísta más joven y si fuéramos a establecer alguna división religiosa en torno a la geografía petrolera, el Islam sería, sin duda alguna, el ganador con casi el 80% de las reservas probadas en el subsuelo de territorios de ese credo en Asia y Africa. Aquí sólo nos interesa focalizar el caso de Afganistán.

Con la excepción del lapizlázuli y del fino hilado que de la lana del ganado producen ciertas tribus nómadas para el tejido de tapices y alfombras, Afganistán llamaba la atención de pocos occidentales, a menos que fueran grandes modistos internacionales que buscaban inspiración exótica en tan recóndito lugar , donde confluyen corrientes culturales desde China, Rusia, India, Persia, Turquía, Arabia y el Cáucaso.

Pero las apariencias engañan, porque el Imperio Británico, por una parte, y la Rusia Zarista, por otra, siempre vieron en Afganistán la importancia estratégica por la cercanía al Golfo y la furia guerrera de los herederos tanto de los primeros musulmanes como de los Gengiskhan.

Entre las potencias que dibujaron los mapas de los países que integran esa región, Rusia merece especial atención, porque mientras desde el siglo XVI, Portugal, Holanda, Francia y Gran Bretaña, venían de lejos a introducirse en las tierras de Islam, Rusia tenía vecinos fronterizos de esa fe, tanto en el Cáucaso como en los Balcanes. Nunca llegó el Islam a amenazar a Petersburgo como sí lo hizo en el caso de la Viena de los Habsburgos, pero las guerras turco-rusas son un ejemplo vivo de las relaciones con el Imperio Otomano. No menos conflictiva para Rusia fue la convivencia con el Imperio Persa. En todos esos conflictos aún no había olor a petróleo.

El interés de V.I. Lenin, por los pueblos del “Oriente Soviético”, no parece haber obedecido a consideraciones petroleras, aunque Bakú fue el centro de esa industria cuando se produjo la Revolución de Octubre. Más bien, Lenin quizás comprendía la necesidad de la convivencia pacífica con los países del Islam, porque en su época, el mayor peligro para Rusia venía del Occidente Capitalista.


Afganistán y la Paz Arabe-Israelí

En noviembre de 1977, el presidente egipcio, Sadat, viaja a Tel Aviv para lograr la paz con Israel. El nacionalismo árabe obligó a todos los países árabes a cortar todas sus relaciones con Egipto. Monarcas y revolucionarios por igual expresaron su repudio a la pretendida paz.

El trono del Sha se tambaleaba en Irán, por la férrea oposición de los revolucionarios marxistas, troskistas y socialdemócratas iraníes. Los medios de comunicación occidentales estaban fascinados con las ruedas de prensa de Khomeini desde su exilio parisino. El 11 de febrero de 1979 triunfa la revolución en Irán, Khomeini es reconocido como líder máximo, sin embargo, no puede impedir la ocupación de la Embajada Estadounidense y la toma de su personal como rehenes el 4 de noviembre de 1979.

Los precios del petróleo saltaron creyendo más en la psicosis del contagio con el virus de la revolución en las petromonarquías árabes que en el proceso de paz egipcio-israelí cuya firma se había celebrado en Washington en septiembre de 1979.

Fue entonces que Moscú, aprovechando un golpe de Estado comunista en Kabul, “accede” a una petición del gobierno afgano e inicia un puente aéreo que concentró en Afganistán a élites del ejército soviético.


Afganistán fue para la URSS el equivalente de Vietnam para EEUU con la diferencia que Hanoi distaba unos 13 mil kilómetros de San Francisco, mientras que Kabul yacía en las fronteras soviéticas.

Pronto, los medios de comunicación anglosajones introdujeron una palabra: “Mujahideen” (los luchadores por el Islam). Miles de jóvenes afganos más unos seis mil árabes, todos barbudos, reclutados con los petrodólares de una petromonarquía, entrenados por la CIA en la vecina Pakistán, lucharon contra los soviéticos y contra el comunismo. Fueron tan populares que una televisora caraqueña, gracias a esa petromonarquía, filmó un documental sobre los “Mujahideen: héroes de la libertad”.

Muchos de los generales que hoy están en o cerca del poder en el Kremlin, tienen viva su derrota humillante en Kabul y su retiro de allí en la primavera de 1988. Por el otro lado, en la islámica Chechenia, la guerra es motivo de honda preocupación tanto oficial como popular en Rusia.

Caído el Muro de Berlín y derrumbada la URSS, Afganistán cayó en el olvido. Los “Mujahideen” árabes que regresaron a sus países de origen, engrosaron las filas de aquellos “fanáticos fundamentalistas” que luchan contra Occidente, sea éste comunista o capitalista.

Kabul en manos de una fracción de los Mujahideen que se llama Talibán (estudiantes) es quizá el acontecimiento con la mayor onda expansiva para ocasionar reacciones en Pakistán-India, Irán, Asia Central, Rusia, Turquía y desde luego en el Mundo Arabe.

La coincidencia de esa dinámica con el fracaso del proceso de Paz Arabe-Israelí y el estallido de la violencia en Jerusalén por el túnel arqueológico, conduce el análisis petrolero al “Túnel del Tiempo”, que es indispensable para elaborar estrategias y políticas adecuadas.

This entry was posted on 31 de enero de 2010. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

Leave a Reply

Con la tecnología de Blogger.