LIBIA Y LOS DIAS FELICES

27-08-97

MAZHAR AL-SHEREIDAH.

Existe una teoría sobre supuestos “shocks” del petróleo. El termino se refiera a un incremento sustancial en los precios. Es comprensible que esa especie haya nacido en los grandes países importadores de petróleo, pero curiosamente en Venezuela hay todavía un sentido de culpa en ciertos sectores, que no dejan de darse golpes de pecho.

En las siguientes líneas nos referiremos al primer “schock” y demostraremos que el mismo no fue tal. Por otra parte, dejaremos evidencias del jubilo oficial que en Caracas se manifestó ante el inicio de la corrección de los términos de intercambio.

La División de Energía del Chase Maniatan Bank solía publicar un informe anual, donde se recogían los resultados financieros de mas de treinta firmas petroleras estadounidenses. Por allí en 1968, esas compañías elevaron un mensaje al gobierno estadounidense donde expresaban su honda preocupación por la muy corta duración de las reservas petroleras de ese país. Exigían por lo tanto la liberación de los precios de los combustibles en el mercado interno para obtener suficientes ganancias que les permitieran gastar en exploración en EEUU y disminuir asì la creciente vulnerabilidad de esa potencia en materia petrolera en la era de la Guerra Fría.

El entonces candidato Richard Nixon prometió que, de ganar las elecciones, él atendería esa petición. Nixon efectivamente ganó las elecciones.

En el norte de África, se produjo una revolución el primero de septiembre de 1969, fecha que se celebrará en los próximos días. Entre las primeras medidas de la nueva dirigencia libia, el petróleo ocupó un lugar destacado, porque las empresas concesionarias habían explotado el crudo dulce y liviano de ese país de una manera ruinosa.

La producción apenas había comenzado en 1961 y en 1965 sobrepasó 1,2 millones de barriles diarios. El año de la revolución ya había sobrepasado los tres millones de barriles diarios y en 1970 había alcanzado 3,3 millones de barriles por día. En 1965, los países de la OCDE importaban desde Libia casi 1,2 millones de barriles por día y en 1970 importaron más de 3,2 millones de barriles por día.

El gobierno de Khadafi ordenó un importante corte de la producción y convocó a las empresas para negociaciones a fin de incrementar tanto el precio como los impuestos y luego de difíciles forcejeos, logró sus justas exigencias. El hecho se convirtió en precedente en Argelia, Indonesia y Venezuela. La OPEP se convirtió en protagonista.

Conversando con la revista Perfil Internacional a finales de 1980, el entonces ex presidente Caldera dice: “Libia fue utilizada como instrumento contra nosotros, hasta que ocurrió la revolución comandada por Khadafi, a quien manifesté que, fuera cual fuera el contenido ideológico de la revolución, uno de los días más felices de mi vida fue el día en que él estableció su revolución, porque nos quitó el fantasma de Libia”.

Efectivamente, en 1973, la producción libia bajó con respecto a 1970 en 1.14 millones de barriles diarios al registrar 2,17 millones de barriles por día. A título de recordatorio, la producción venezolana en 1970 fue de 3,70 millones de barriles diarios y en 1973 de 3,37 millones de barriles diarios.

Aunque suene extraño, se puede constatar una incidencia en los objetivos de actores que nada tenían en común y hasta podían ser adversarios o enemigos: Libia quería un precio justo para su crudo; Venezuela también; las compañías petroleras que operaban en EEUU y el presidente Nixon, quien tenía que cumplir su promesa a un sector que apoyó su campaña electoral. Nixon autoriza el aumento, las compañías estaban satisfechas pero hubo un chivo expiatorio: la OPEP. Decir que Libia fue castigada por los consumidores de la OCDE es faltar a la verdad histórica; todavía en 1980 produjo 1,83 millones de barriles diarios que en su mayoría fue importado por la OCDE: 1,43 millones de barriles por día EEUU importando 593.000 barriles diarios.

Desde Caracas, una misión técnica del Ministerio de Minas e Hidrocarburos encabezada por el director ingeniero Arévalo Guzmán Reyes atiende el llamado de Libia en 1970, constata daños en importantes yacimientos, recomienda la conservación y la creación de una compañía petrolera nacional.

El aumento del precio era necesario tanto para la industria petrolera mundial, como para los países exportadores; el “shock” fue por el reparto de la renta entre concesionarias y el Fisco Nacional y, más aun, por el cambio estructural que sufrió el sistema político en países como Libia.

This entry was posted on 19 de enero de 2010. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

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