Una película censurable


Mazhar Al-Shereidah


Los actores en el mundo petrolero son numerosos y disponen de pesos específicos que varían dependiendo de factores objetivos comenzando por las reservas probadas, la capacidad de producción instalada, el costo de producción, la participación en el mercado, la calidad del crudo...

Venezuela y Arabia Saudita son, sin lugar a dudas, importantes actores en ese mundo. Recientemente circuló una noticia acerca de un supuesto malestar y tensiones en las relaciones petroleras entre ambos países debido a desacuerdos sobre puntos cardinales de las políticas petroleras de los países referidos. Desde Caracas y Riyadh hubo desmentidos categóricos al respecto ya que, decían esas fuentes, estaríamos en vísperas de una “Guerra de Precios”. Ahora sabemos oficialmente que no hay tal cosa y ello produce un gran alivio, aunque hay que estar consciente que el mercado le hace más caso a los volúmenes de petróleo, a sus movimientos y a las fórmulas de sus precios que a los decretos y comunicados.

En 1970, durante el primer mandato del Presidente Caldera, la producción de Venezuela promedió 3.708 mil b/d. Es el récord histórico del país. En ese año, había un equilibrio casi perfecto entre tres actores claves de la OPEP. Efectivamente, Irán produjo 3.829 mil b/d y Arabia Saudita 3.799 mil b/d. Una especie de triunvirato.

Decir que en ese entonces la producción respondía a instrucciones que el respectivo país giraba a las concesionarias, es fantasía pura. Lo contrario era el caso: las concesionarias le anunciaban a cada fisco el ingreso que esas esperaban como resultado de la multiplicación de un volumen determinado de producción (según las opciones y compromisos internacionales que dichas transnacionales tenían en el mercado) por un precio estimado por las mismas.

En el caso que estamos tratando, las concesionarias en Arabia Saudita eran Texaco, Exxon, Stancal y Mobil. Todas ellas también lo eran en Venezuela. La pregunta es ¿Por qué esas compañías elevaron la producción en Arabia Saudita a 4.769 mil b/d; 6.016 mil b/d; 7.596 mil b/d y 8.480 mil b/d entre 1971 y 1974 respectivamente? ¿Por qué no procedieron de igual manera en Venezuela?

Resulta impresionante observar que, una vez nacionalizada la industria petrolera en ambos países, las reservas probadas evolucionan de la siguinte manera:

La participación de Venezuela en el total mundial es del 6,2% y la vida de las reservas es de 58 años; en Arabia Saudita las reservas representan el 36% del total mundial y alcanzarían para 84 años.

Llama la atención que entre las láminas que utiliza Pdvsa en sus presentaciones aparecen las reserva de crudos no convencionales de la faja en el orden de 270 mil millones de barriles. Visualmente, en el “pastel” estadístico, el resultado sumatorio de las reservas venezolanas es superior a los 360 mil millones de barriles.- Y resulta asombroso que hay funcionarios de nuestra empresa petrolera estatal que así lo creen.

Salta a la vista que contra la naturaleza no se puede luchar, porque sería erróneo decir que los sauditas tienen más reservas probadas porque han sido más diligentes en exploración, durante los últimos veinte años, que los venezolanos. Simplemente aquel subsuelo es más prolífero en hidrocarburos que este.

Ahora si los dos tratan de demostrar quién tiene más y quién puede producir más, entonces hay que “coger palco” para ve la cinta taquillera que se llamaría: “Así se malbarató el petróleo”. El público tendría la última palabra.


This entry was posted on 31 de enero de 2010. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

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