Oriente - Occidente: Enfrentamiento Histórico en el Medio Oriente

MAZHAR AL-SHEREIDAH

Oriente - Occidente: Enfrentamiento Histórico en el Medio Oriente


La oposición Oriente-Occidente es un imperativo de la geografía física del planeta(r) El mayor espacio uniforme del ecúmeno es el constituido por las dos anchas fajas horizontales, de suelo estepario y clima seco, que parten de la Regio’n de los Cinco Mares, uno a través de la anchura del Asia Central hasta el valle del Río Amarillo a lo largo del paralelo 40 grados N, y la otra entre la meseta iraní y la costa atlántica de Marruecos, abarcando Siria, Arabia y Nora’frica, a lo largo del paralelo 30 grados N. Los Cinco Mares (Mediterráneo Oriental, Negro, Caspio, Golfo y Rojo), fue el primer escenario histórico de la dialéctica Oriente-Occidente.

La batalla de Salamina (480 A.C.) se libró en la primera línea fronteriza cultural entre Oriente y Occidente.

Alejandro Magno se lanza a la revancha 150 años más tarde, y al ser heredado por Roma serán varios siglos de dominio ”occidental” sobre el Mediterráneo, hasta que los a’rabes logran, en el Siglo VII A.D. invertir la relación. Al arrollar Noráfrica hasta el atlántico y cruzar el estrecho hacia España, atraparían para su ”Oriente” lo que ellos mismos llamara’n el Maghreb, o sea, occidente, el promontorio norafricano hoy ocupado por Túnez, Argelia y Marruecos.

Hasta la Primera Guerra Mundial los lindes entre los usos no podían ser más precisos: el Near East (Sharq-el-Adna)” era aquel Pro’ximo Oriente que los otomanos legaran a las potencias vencedoras, compuesto esencialmente por los países a’rabes del Asia sur occidental, Egipto y Chipre. El mundo oriental no a’rabe, la guerra entre Irak e Ira’n se esta’ librando en el límite geohistórico de ambos ”orientes”, según la percepción de principios de siglo.

Este esquema diferencial duró hasta la Segunda Guerra Mundial. La independencia de India, Paquistán y Sri Lanka creo’ entre ellos una nueva conciencia de subcontinente que, liberado de la necesidad de ser examinado por los binoculares estratégicos del imperio no tardo’ en desarrollar su propio espacio geopolítico, renunciando al ”orientalismo” calificado.

La Antigüedad

Esta era comprendida cronológicamente entre la aparición de las primeras civilizaciones mesorientales y la caída de Roma es divisible en dos peri’odos; el primero, comprendido entre las antiguas formaciones socio-poli’ticas identificables (3500 A.C. y el choque griego-persa, y el otro, de mil años, entre este choque y la caída del imperio romano, inicio de la era cristiana.

En el primer período surgen dos núcleos cardinales en sendos valles: Mesopotamia (Tigris-Eufrate) y el Nilo. Durante ese período la región aún no tenía nombre global.

Si fueron los fenicios los primeros agentes descubridores del nuevo modus vivendi” marítimo, serán los helenos principalmente dorios y jónicos los que se encargara’n de crear, diseminar e internalizar la idea de un Occidente frente al primer mundo sin nombre, idea que pone de relieve la oposición entre lo hidra’ulico dependiente de la tierra (el modo asiático de producción) y lo terrícola navegante (modo talasocrático mercantilista).

Es así como se establece la primera frontera geoestratégica del orbe entre persas y griegos sobre las mil islas del Mar Egeo, Salamina será la minúscula isla cuyo nombre se asociara’ a la primera victoria de Occidente. Siglo y medio después, Alejandro de Macedonia provoca que la regio’n sea tratada como persa, de confín a confín. Su obra helenística que aseguro’, prácticamente durante 8 siglos, que la idea de Oriente -en cuanto frontera geoestratégica frente a Occidente- desapareciera de la Regio’n de Los Cinco Mares.

Los herederos del macedonio no pudieron resistir el embate de la nueva potencia peninsular que los cartagineses habrían provocado para convertirse en la talasocracia más formidable de la Antigüedad. Cuando Roma avanza sobre el mundo hele’nico, no aplasta sus instituciones y valores, sino que los adopta y adapta, dando lugar a que la dicotomía Occidente-Oriente renaciera en pleno Mediterráneo, ya no como frontera geoestratégica, sino como un límen cultural. Dentro de los confines de la talasocracia romana el te’rmino Oriente se identificaba con la mitad oriental del Mediterráneo: desde Grecia hasta el Mar Negro, desde Grecia hasta Siria, desde Grecia hasta Egipto y Cirenaica. La nueva frontera con la barbarie se abría más allá del Rin y del Danubio. Esa fue la frontera que, al derrumbarse, abrió en Roma dos puertas distintas inicialmente antagónicas y posteriormente compatibles: la del Norte a los bárbaros, la del Sur al cristianismo.

La Edad Media

Esta no comienza para la regio’n con la caída de Roma en manos de los bárbaros, sino 160 años después cuando los huestes a’rabes irrumpieron del desierto para responder a Alejandro Magno y a los ce’sares(r) A las orillas del Yarmuk, afluente del Jordán, hoy limítrofe entre Siria y Jordania, el general Khalid bin el Walid derroto’ y disperso’ a las fuerzas bizantinas romano-”orientales” del emperador Heraclio. Pronto Amru bin el Aas arrollara’ Egipto, también bizantino, en tanto Saad bin el Waqqas hará caer el imperio persa de los sasánidas cual castillo de naipes en la batalla de Qadisiya. En cuestión de medio siglo, las banderas del Islam ondeara’n sobre las costas septentrional y oriental del Mediterráneo, España inclusive, por un lado, y hasta

el Valle del Indo, por el otro. Nuevamente Oriente vuelve a adquirir sentido geoestratégico frente a Occidente, pero aún no en el mismo marco relacional entre regio’n-gentilicio-nomenclatura.

El fenómeno relativamente fugaz pero históricamente va’lido del imperio carolingio se debió a la necesidad que la Europa Occidental sintiera de cerrar filas en Poitiers frente al avance a’rabe musulmán. Carlos Martel detiene a Adderramán al-Ghafiqui y prepara el escenario para un nuevo espacio internacional tripartito compuesto por el imperio carolingio ”occidental” centrado en Aquisgrán, el imperio bizantino en torno a Constantinopla y el imperio árabe abasida de Haru’n-ar-Rachid, a partir de Bagdad. El imperio carolingio dominaba en Europa, al de Bagdad en Asia, mientras Bizancio tenía el gozne naval entre ambos.

La eventual desintegración del imperio carolingio trajo como consecuencia que el Sacro Imperio Romano, señorial y teocrático, mirara hacia el norte, dejando al Mediterráneo en manos de los sarracenos, excepto su rincón nororiental en torno al Mar Egeo. Con ello vuelve a aparecer la frontera geoestratégica entre el Islam y la Cristiandad dividiendo al Mediterráneo Horizontalmente. De los cinco mares determinantes de la ”corazona” de la Regio’n, so’lo el Negro quedaba en manos de los cristianos. El equilibrio era innegable: el Sur (en el fondo Oriente) abierto a la inmensidad de Asia por tierra y dominando las rutas marítimas del Océano Indico, era prosperidad, opulencia, comercio, industria, cultura, poder; el Norte (en el fondo Occidente) fragmentado en múltiples dominios feudales y sumado en el frío letargo medieval de economía atomizada, enseñanza teocéntrica y carencia de capitales e industrias.

El Norte occidental en nombre de la cristiandad se lanza a la prolongada Guerra de las Cruzadas. Atraviesa la frontera histórica once veces, ostensiblemente para lograr un objetivo espiritual, religioso, cuando su objetivo estratégico era obligar al Sur oriental a ceder los secretos de su pacto con la civilización y sus elementos materiales.

En el plano tecnológico y sus logros materiales donde la Europa de la Edad Media representaba el atraso al lado del esplendor musulmán, las Cruzadas consiguieron neutralizar esa ventaja para luego iniciar el cambio de dirección.

La Edad Moderna

El Imperio Romano Oriental desaparece, no ante la presión de un poder a’rabe-isla’mico que ya perdió el impulso, sino ante el avance de un joven poder guerrero venido del corazo’n de la lejana Esteparia mongo’lica, y convertido al Islam. Ahora Istambul, comienza el ataque sostenido contra el ”corazón” de Europa desde el Este. Varias veces pretenden los otomanos apoderarse del escenario completo pero, el saldo de su acción fue heredar tanto el imperio a’rabe de estirpe oriental y extendido hasta el Atlántico, como el imperio bizantino de estirpe occidental, pero ubicado al oriente de Roma. Por su lado, la España de la Reconquista libera a la península europea occidental de los sarracenos orientales, preparando el terreno, de esta manera, para que la frontera geoestratégica no so’lo refleje la dialéctica cultural y religiosa entre Islam y Cristiandad, sino el propio antagonismo histórico entre Oriente y Occidente. Ya las cosas esta’n en su viejo lugar.

Es durante la Edad Moderna cuando la línea de confrontación geoestratégica entre Islam y Cristiandad, Oriente y Occidente terminara’ desapareciendo ante el impacto avasallador del tecno imperialismo europeo.

Los tres siglos comprendidos entre la caída de Constantinopla y la Revolución Francesa contemplan el agotamiento del i’mpetu otomano y la reducción del imperio al status de simple actor en el juego equilibrado de la poli’tica y guerras europeas.

Después de la Guerra de los Treinta Años, los actores europeos habían puesto en práctica el esquema de la comunidad de Estados iguales: la poliarquía. El saldo de estos tres siglos se puede resumir en la anulación del cara’cter a’rabe auto’nomo de la cuenca del Mediterráneo por las costas norafricanas y levantina, al ser reemplazada por el representante turco otomano mirando hacia Europa, y el persa safávido hacia el Asia. La Edad ”Moderna” no fue tal para la Regio’n, pareciera más bien un retroceso y secuestro geohistórico.

EL ISLAM Y LOS ARABES

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Historia e Ideología

Para intentar comprender e interpretar al Mundo Árabe es necesario despojarse de las categorías conocidas. Esta regio’n ha desarrollado su propia cultura. Conocerla en su contexto nos ayudara’ a entender lo que muchas veces nos parece incomprensible.

El Islam es uno de los elementos, cuando no el más importante, que da al Mundo Árabe sus rasgos más distintivos. Conocerlo más allá de esa concepción de ”religión misteriosa” que de e’l tenemos nos permitirá relacionar el árabe de ayer con el a’rabe de hoy; entender sus luchas y su manera de concibir la vida.

El Islam como sistema poli’tico basado en una fe’ con dimensiones universales, representa el u’nico caso en el cual los pueblos orientales asiáticos, logran llevar gloriosamente sus valores a Occidente en un proceso de conquista y culturización que se inicia en el siglo VII. Para el mundo musulmán y en particular para el Mundo Árabe, por ser e’ste su fuente básica y original, los cambios ocurridos a nivel mundial desde el siglo XVII no so’lo han transformado sus vidas en cuanto a individuos y pueblos, sino también como conjuntos nacionales y conglomerados religioso-culturales.

Es correcto asociar la historia de los árabes a la del Islam en un sentido restrictivo como diciendo que son a’rabes desde el Islam?

Ciertamente la historia de los árabes es muy anterior a la del Islam. Pero no se puede negar el rol fundamental que el Islam vino a jugar en el posterior desenvolvimiento de los a’rabes.

El origen de los a’rabes es el sur de la Península Arábiga en lo que hoy es el Yemen en sus dos partes, regio’n esa desde la cual se produjeron migraciones conducentes a la Media Luna Fe’rtil, así como Egipto a través del Sinaí; por lo que podía afirmarse el parentesco entre todos lo pueblos de esa amplia regio’n; siendo los a’rabes una especie de tronco principal y originario de los principales imperios y civilizaciones que prosperaron en las regiones mencionadas como a’rea de expansión de las sucesivas migraciones a’rabes pre-islámicas. ”Nosotros somos a’rabes antes que Moisés, Jesús y Mohammed” dijo en 1915 El Sherif Hossein de La Meca, (Bisabuelo del Rey Hussein de Jordania y del asesinado, en 1958, Rey Faisal II de Irak).

En el siglo VII, después de la unificación de las tribus a’rabes por Mahoma se inicia la expansión a’rabe desde la Península Ara’biga. Considerados en el Corán como ”la mejor nación entre la gente” la nación a’rabe para engrandecerse. Tuvo que mirar hacia sus alrededores encontrándose en medio de otros pueblos, culturas y razas con quien las relaciones milenarias no siempre fueron de concordia. Llevarles el mensaje de Allah, conquistarlos o llámeselo como quiera, se trataba de una expansión, proceso en el cual los árabes llevaron la ventaja. El islamismo ”...movilizo’ las energías de los pueblos pastoriles de Arabia para lanzarlos como los cruzados del mayor movimiento religioso que registra la historia...” Un siglo más tarde los pueblos y territorios que hoy componen al Mundo Árabe ya haban sido islamizados.

”En pocas décadas, el dominio musulmán se infundió por casi todo el Medio oriente y de ahí hacia el oeste, sobre el Norte de África, las islas mediterráneas y las Península Ibérica y hacia el este, sobre la Alta Asia, sobre la India y más allá, sobre Indonesia e Indochina. Más tarde...penetrando profundamente, de un lado en el África tropical y del otro en la Eurasia y en los confines del Oriente. Estas u’ltimas ondas serían conducidas por pueblos islamizados, como los turco - mongólicos, que a cierta altura se colocan en el centro del expansionismo musulmán como su fuerza mas’s dinámica.”

En el curso de su prodigiosa expansión, los pueblos islamizados fueron avanzando culturalmente hasta madurar como una alta civilización. Actuaron como agentes de uno de los más vigorosos procesos civilizatorios, cuya capacidad de actualización de pueblos atrasados en la historia hacia la

modernización tecnológica, social e ideológica so’lo tendría paralelo en el curso de la revolución mercantil y de la revolución industrial.

Se implanta el Islam sobre un a’rea mucho más extensa que la de cualquier civilización imperial anterior, con una capacidad de permanencia también mucho mayor y con un poder de asimilación de pueblos y de aculturación compulsiva nunca alcanzado antes Incluso cuando caen posteriormente, en regresión feudal, dejan transformados los pueblos que habían dominado, tanto en el Cercano Oriente y del Norte de África, como los de África Tropical o Eurasia, modelando una de las más vastas configuraciones histórico - culturales modernas.

Enfrentamiento con Europa Cristiana

El Islam detiene el avance de Occidente hacia Oriente en lo militar, económico, poli’tico y cultural. Los a’rabes intentan tomar Constantinopla en 674-678 y luego en 717-718(r) Al convertirse en una fuerza expansiva, los a’rabes musulmanes no so’lo logran que pueblos cristianizados se conviertan al Islam, sino que ”compiten” con el cristianismo dirigido por Europa en amplias regiones de África, Asia y posteriormente penetran en la Europa cristiana, especialmente en los Balcanes. España que había adoptado el catolicismo como religión oficial en 711, hecho que se caracterizo’ por la convivencia y tolerancia religiosa.

Mientras existía un poder, un Estado isla’mico unificado, los a’rabes, aunque no siempre en posición privilegiada, se sentían como alma y corazo’n de esos estados o imperios, todos ellos fundamentados en la fe’ isla’mica. La fe’ de un Profeta a’rabe, palabra sagrada escrita en a’rabe, cultura que gira en torno a aquella nación, profeta enterrado en Medina, centro del Islam ubicado en La Meca, Alí y Hussein enterrados en Karbala y Najaf (lugares santos del Shiísmo). En suma, la base común religiosa-cultural y fundamentalmente lingüística del Corán, constituiría los nexos esenciales de la comunidad a la vez de manifestar el rasgo distinto con ”los otros”. Esa base lingüística opera incluso en el seno del Mundo Árabe mismo, independiendo que los dialectos se conviertan en lenguas, por lo que observamos hasta hoy di’a que el Corán sigue siendo el modelo por excelencia en la literatura a’rabe y su estilo es la fuente de inspiración inagotable para los creadores conservadores de la poesía.

El peso, rol de la historia, en la vida del Mundo Árabe actual es enorme y ello no precisamente debido a la frecuencia con que uno tropieza en el presente con vestigios materiales-arquitecto’nicos de aquel pasado, sino más bien a la vigencia de la historia en los a’s profundo de una sociedad, su cara’cter, las mentes y modo de ser y pensar de sus hombres.

Ahora si la historia a’rabe de los u’ltimos catorce siglos es la historia del Islam y si por otra parte la historia del Islam ha tenido en los a’rabes sus principales protagonistas, podemos entender una relación entrelazada permanentemente, profunda y auténtica entre el Islam-Árabes.

Ello implica que la religión tiene en el Mundo Árabe un significado especial por cuanto se entremezclan si’mbolos y valores de la misma con otros tantos ”propios” de la cultura para configurar la historia de un pueblo y caracteriza su identidad con respecto a otras naciones.

Por ello constituye un campo tanto importante como atrayente aproximarse al examen del cara’cter especial que asume la religión como fuente de la ideología en el Mundo Árabe y por consiguiente el cara’cter especial de la propia ideología de esa misma regio’n.

Desde el comienzo, ”el Corán es imaginado como un Libro”, que ”en todas y cada una de sus partes, fue directamente dictado en a’rabe por la divinidad”; revelado al ”Sello de los Profetas” al Profeta a’rabe: Mohammed; mensaje para todos los hombres y naciones pero en donde a la nación de los Profetas (los a’rabes) se le asigna la ”misio’n historia” de comunicar el mensaje y extender el a’mbito espacial de la misma.

Para ello es condición básica la unidad, unidad fundada simbólicamente en el Libro. Siendo ello así es necesario buscar la naturaleza de la ideología en el Mundo Árabe de hoy; el cara’cter y el modo de funcionamiento que asume la ideología en el Mundo Árabe pareciera corroborar que la ideología no es simplemente falsa conciencia.

Religión supone relación imaginaria del hombre con un mundo que no controla, pero pareciera que en el Islam se trata de una fe’ desmitificada; pareciera tener eficacia material, porque a través de la misma se hace presente la posibilidad de la Unidad.

Es importante comprender que el niño a’rabe prácticamente no estudia catecismo; e’l estudia, aprende, aprehende y aprecia al Islam (su religión) como la historia de su Nación con sus valores y los hombres que la forjaron gloriosamente.

Pareciera ser que más bien sería un recurso de retroalimentación.

El pensamiento histórico en expresiones y manifestaciones ideológicas actuales es preponderante y guarda, adema’s, relación con el correspondiente lugar que ocupaba la Historia en al cultura musulmana.

Un objetivo de cara’cter doble se destaca claramente: elevarse e igualar el pasado glorioso, desarrollarse el nivel actual de las naciones avanzadas.

La historia ocupa así un lugar muy destacado en la elaboración teórica e ideológica en la contemporánea en el Mundo Árabe. Constituye una fuente inspiradora inagotable no so’lo para la formulación de proyectos, sino adema’s para proporcionar una base so’lida de identidad; diríamos, ofrece un incentivo concientizador para la afiliación participadora y militante.

”En los países a’rabes de la Edad Media la historia desempeñó’ un papel de primer plano tanto en la formación intelectual del Hombre, en la vida mundana y en la literatura, como en las actividades poli’ticas, administrativas y en el pensamiento religioso”.

”Una prueba de preponderante lugar que ocupaba la historia en la cultura musulmana es que se han encontrado más de 1.300 libros de historiadores a’rabes (sin contar resúmenes), so’lo para el peri’odo que va del siglo IX al XIII”.

Siendo la cultura árabe básicamente una cultura del libro y siendo la historia en el Mundo Árabe la ciencia de la tradición, es razonable aceptar que la historia cumple allí un rol colectivo en tanto recoge la tradición de la comunidad, la congregación, la nación: Ummah. Con ello no estamos negando que la estructura de los a’rabes era tribal, pero su historia precisamente gracias a la unidad, obra de Mahoma.

Puesto que no era un salvador, Mahoma nunca se ofreció a cargar con el peso ajeno. Es por ello que el Islam se caracteriza por el gran sentido de la responsabilidad que se concede a la conduce a la conducta humana; pero es una responsabilidad individual.

”El Camino Recto” en el Corán Implicaría, para no decir equivaldría, en la ideología nacionalista a’rabe actual a la Unidad. Sin embargo ese objetivo no resulta tan mi’tico para la mentalidad a’rabe porque se trataría de volver a realizar una obra ya una vez alcanzada y es responsabilidad de cada miembro de la colectividad llevarlo a cabo y de allí la diversidad de los modelos y esquemas. En otras palabras: su no fatalismo dificulta el liderazgo tanto de personas como de partidos.

Significa esto que el Islam so’lo apareció en beneficio de los a’rabes?

De ningún modo. ”El Islam es la mejor expresión del deseo de eternidad y de universalidad de la Nación Árabe. El mensaje del Islam es dar vida al humanismo a’rabe”.

La relación entre Islam y arabismo no puede compararse a la relación entre religión y nacionalismo tal como se conoce a la luz de otras experiencias, especialmente en el caso de Occidente, porque en Occidente la religión (que es una mezcla de su creencia en el más allá y de sus reglas morales) no ha sido revelada en su origen en los pueblos de Occidente. No ha sido la expresión de las necesidades creadas por su propio medio ambiente y no se confunde con su historia. El nacionalismo laico de Occidente era lógico consigo mismo cuando separaba nacionalismo y religión: la religión llego’ a Europa del exterior y fue ajena a su cara’cter y a su historia.

”Para los a’rabes, el Islam no es una simple creencia. En el más allá con código moral; es también la expresión de su actitud ante la vida, la unidad de su personalidad, que integra la palabra, los sentimientos, la meditación, la acción, el alma y el destino, armoniza’ndolos”.

La dimensión de la obra del Profeta trasciende los límites de Arabia: durante largos siglos sus seguidores van a detener y bloquear el avance de Occidente, constituyen una muralla humana protectora o conservadora de Oriente. Más aún avanzan sobre Occidente, lo doblegan, lo penetran científica y culturalmente, extienden sobre el mismo su civilización, transmiten su fe’ y escala de valores, establecen la convivencia y la integración como patrón de relaciones interhumanas con un ”espíritu de misio’n divina”.

Pero desde inicios del siglo XVI, en vísperas del capitalismo mercantil, la expansión europea no va a ser so’lo comercial y militar sino también cultural y ello va a transformar (o intentar hacerlo) al Mundo Isla’mico y al Mundo Árabe en tanto individuos y pueblos aunque también como conjuntos nacionales y conglomerados religioso-culturales.

El drama de los pueblos isla’micos esta’ en que ellos quedan reducidos en su rol histórico; son llevados a la misma condición de aquellos pueblos del Tercer Mundo cuyos procesos civilizatorios no les habían permitido aún participar positivamente en los asuntos mundiales.

Los Árabes, que venían actuando como agentes de uno de los más vigorosos procesos civilizatorios, para usar los te’rminos del Darcy Ribeiro, soportarían el sometimiento: Occidente detiene el desarrollo de sus funciones históricas, se apropia de esos roles, subyuga esos pueblos militar, poli’tica y culturalmente y procede a su explotación económica; es decir, a su empobrecimiento.

Islam en la mira de Occidente

Desde los tiempos del infante portugués Enrique El Navegante, Occidente, en su afán de apoderarse de las riquezas de Oriente, utiliza a la religión como si’mbolo y combate los pueblos de mayor capacidad para establecer un intercambio directo con los mercados de oro y esclavos, va explorando la Costa Occidental de África y funda la compañía de Lagos en 1444 para monopolizar el comercio africano. En su avance para instaurar su Imperio, proclama como ideales: la recuperación de Tierra Santa y combatir el Islam. Al iniciarse el siglo XVI, Portugal disfruta de enormes ganancias provenientes de sus posesiones de Goa, Ceilán, Malaca y de la India Insular. Pero desde los comienzos de su expansión, Occidente confronta como principal barrera para su grandeza al Islam. No so’lo por el hecho de que los pueblos isla’micos dominaban el Mar Negro, el Mar Rojo y el Mediterráneo, sino también porque tanto en África como en la India encuentran estructuras sociopolíticas isla’micas de gran arraigo y de muy difícil destrucción ya que como dijera D. Ribeiro: ”Cada civilización, al expandirse se difunde sobre un a’rea organiza’ndola como un territorio de dominación poli’tico-econo’mico y de influencia cultural.

El desarrollo de la industria meca’nica en Inglaterra atestigua la superación de la manufactura y el vigor de la economía capitalista en ese país y su necesidad de exportar, principalmente, sus textiles industriales. Ese proceso tiene lugar desde mediados del siglo XVIII y coincide con la decadencia del Imperio Otomano, lo cual conduce al e’xito de la expansión colonialista de la revolución industrial hacia Oriente, siendo sus principales protagonistas Inglaterra y Francia.

Tanto Inglaterra como Francia, en su expansión capitalista que les lleva hacia el Oriente y la India, tienen que enfrentarse en la India misma, con estructuras y culturas islámicas; en el camino hacia la India, esta’n varios poderosos obstáculos islámicos y a’rabes, otomanos, egipcios y wahabitas que ejercen una activa presencia en el Mediterráneo y en menor grado en el Mar Rojo. Igualmente, en la ruta hacia la India, las costas africanas tienen una marcada influencia árabe islámica, mientras que los territorios y costas netamente árabes (Golfo Ara’bigo, Mar Ara’bigo, Península Ara’biga, Irak, Siria, Palestina, Egipto y los países de el Maghreb), constituyen un conjunto de regiones indispensables de atravesar en el tráfico comercial señalado.

Estas realidades deben haber influido en la conformación de una actitud específica por parte de Inglaterra y Francia hacia los pueblos árabes e isla’micos; a la vez resulta completamente comprensible que esos pueblos orientales desarrollase, en el proceso de autodefensa y de resistencia, una actitud no amigable hacia Occidente en General y hacia Inglaterra y Francia en particular. No debe olvidarse al respecto, que, durante mil años, Occidente no había logrado conquistar a Oriente. El ascenso de Occidente es sintomático de la debilidad y atraso de las estructuras económicas y estatales del Islam, principal fuerza endógena de esa parte de Oriente durante diez siglos. La expansión de Occidente en las áreas periféricas del Islam no tarda en hacerse presente en la región central del mismo: el Mundo Árabe.

A partir de ese peri’odo se va a desarrollar la resistencia nacional árabe, enfrentada desde entonces a la expansión y dominación colonialista de Occidente a lo largo de sus etapas de evolución hasta nuestros días.

Occidente en su proceso de avance y penetración hacia Oriente y más específicamente hacia el Mundo Isla’mico entre los siglos XVIII-XIX logro’ grandes e’xitos. Dicho proceso alcanza con el capitalismo industrial y luego con la exportación de capitales una etapa que conduce el derrumbe de las estructuras estatales isla’micas supranacionales; hecho que permite el sometimiento del Mundo Isla’mico y la expansión colonial-imperialista de Occidente sobre sus pueblos.

Los pueblos isla’micos son reducidos entonces en su papel Histórico. Occidente no so’lo les impide seguir siendo actores activos en el escenario internacional, sino que destruye todas las condiciones necesarias para aspirar a mantenerse siquiera como ”candidatos” para volver a ocupar sus posiciones anteriores.

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