(QUIEN CALMA EL GOLFO)?

MAZHAR AL-SHEREIDAH

Julio 1986

Geopolítica Petrolera

(QUIEN CALMA EL GOLFO)?

Dos países ribereños del Golfo están en guerra desde hace 80 meses. Las bajas humanas suman alrededor de 1.000.000. Las pérdidas materiales y las deudas subsiguientes se calculan en cientos de miles de millones de dólares. Todos y cada uno de los restantes seis países ribereños del Golfo, árabes e integrantes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), han sido alcanzados por la guerra con diferentes intensidades y no sólo con pérdidas materiales, sino con atentados, subversión armada e intentos de magnicidio. Sistemáticamente, los máximos líderes de Irán emiten advertencias y formulan amenazas abiertas contra los países del CCG y regularmente las fuerzas aéreas y navales iraníes atacan tanqueros petroleros y cargueros comerciales de los países del CCG en represalia por ataques iraquíes a objetivos similares de Irán, debido a que éste último país considera que los países del CCG son aliados en menor o mayor grado de Irak.

Desde el siglo XVI, el Golfo ha sido un lago occidental y el petróleo lo convierte en el presente siglo en una zona priori­taria en los cálculos de los estrategas occidentales. El Nazismo en Alemania y el Comunismo en la URSS incrementaron los temores del dominio por parte de una potencia hostil sobre el Golfo y sus riquezas petroleras. El Nacionalismo local fue otro motivo de preocupación para Occidente tal como lo demostró el fenómeno iraní de Mossaddeq o el árabe de Nasser.

Efectivamente, Occidente ha confrontado numerosos retos y dificultades en el Golfo. Pero hasta 1979, ningún país ribereño había deteriorado sus relaciones con EEUU como lo hizo Irán a

raíz de su Revolución Islámica. La toma de la Embajada Norteamericana, el secuestro de sus diplomáticos y la equipara­ción oficial de EEUU con el Gran Satán, constituyen elementos nuevos de suma gravedad que adquieren una dimensión más amenazan­te cuando Teherán anuncia abiertamente sus intenciones de exportar la revolución hacia los países del CCG, quienes en su totalidad son amigos y aliados de EEUU. La seriedad de los anuncios es testimoniada desde entonces con repetidos y crecien­tes intentos desestabilizadores de los regímenes de esos países árabes vecinos de Irán.

En cualquier región del Mundo, Washington hubiera respondi­do de la manera habitual: la intervención militar. No obstante en el caso de Irán, esa práctica no se ha producido pese a todo lo anterior y pese a que formalmente existen desde 1948, Doctrinas de los sucesivos Presidentes Estadounidenses, según las cuales el Golfo es señalado invariablemente como un área vital para los intereses de EEUU y sus aliados.

Las repetidas amenazas de Teherán de bloquear el Estrecho de Hormuz y el nexo iraní con milicianos en el Líbano responsables de secuestrar ciudadanos norteamericanos, lejos de provocar una respuesta contundente en Washington: "matar la ser­piente por la cabeza", condujeron a una determinación al más alto nivel y en secreto de convertir al amenazante reptil en mascota. Irán recibió cuantiosas y sofisticadas armas de EEUU y sus aliados. La posición hostil de Irán frente a la URSS y al comunismo sirvió, posiblemente, como garantía de que esos recursos bélicos consolidarían un régimen con las características señaladas. Israel jugó un papel de primer orden en todo lo anterior.

A comienzos de los años setenta, una ola nacionalista árabe que expresaba intenciones hostiles contra Occidente y amenazaba con efectuar acciones en torno a Hormuz, provocó declaraciones de, entre otros, Nixon, Ford, Kiessinger, Simón Schlessinger. Hormuz fue rebautizado como la "yugular de Occidente". Los exponentes árabes de dichas amenazas fueron rápida y sistemáticamente aplastados y sacados de raíz.

La actual ola "fundamentalista islámica" iraní lleva nueve años de acciones concretas. Si son efectivamente contra Occiden­te, por qué entonces los premios? Si no son contra Occidente, estaríamos 1) ante una demagogia, lo cual sería problema interno de Irán, y 2) ante una situación que obliga a los países del CCG, aliados de EEUU, a tomar iniciativas en procura de la autodefensa

por la supervivencia.

Curiosamente, hay indicios de que la URSS está más preocupada por la seguridad de los países del CCG y la estabili­dad de la región que la propia Washington. Estos países, amenaza­dos por Irán y perplejos ante la indiferencia e incoherencia de EEUU, están estableciendo una serie de relaciones con Moscú es­tructurada sobre bases de interés común.

El dominio norteamericano exclusivo del Golfo, que duró casi medio siglo, se está perdiendo, porque Moscú: 1) respondió positivamente vendiéndoles armas a los países del CCG que Washington les había negado, 2) aceptó primero darle protección a tanqueros de Kuwait, 3) tomó iniciativas diplomáticas para dete­ner la guerra a nivel del Consejo de Seguridad de la ONU, y 4) porque Moscú no vende armas con las cuales Irán podría amenazar a los países del CCG.

Se trata de un cambio radical en una de las zonas más sensibles del mundo. Las consecuencias están aún por verse. Pero a corto plazo es difícil ver cómo Washington puede retomar en el Golfo la iniciativa que actualmente está en manos de Moscú. Y lo que es más difícil: cómo devolverle al Golfo su "pureza occidental"? ya que los delfines que allí se movilizan son ahora bicolores.

Desde hace nueve años, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bahrain, Arabia Saudita, Kuwait e Irak, han tenido que convivir en el GOLFO con un Irán diferente. Para ellos la diferencia está en la determinación de Teherán de exportar la Revolución Islámica, el modelo iraní, a los países mencionados, mediante una especie de "Cruzada Meseánica".

Ese ideal y propósito persisten en Irán, fortalecidos, mistificados y "justificados" por una guerra de ocho años con Irak y debido a la convicción popular de que el Imám es infalible y no puede retroceder o retractarse.

Lo anterior, implica que todos en el GOLFO sienten, en mayor o menor grado, el predominio del factor político en sus respectivas vidas nacionales individuales, además de una creciente percepción de amenaza y vulnerabilidad generalizada por parte de los países árabes que integran la costa occidental del Golfo. La negativa iraní, de aceptar la Res. 598 del Consejo de Seguridad de la ONU por una parte y la extensión de sus acciones bélicas contra Kuwait y Arabia Saudita, por otra permite pensar en una escalada militar que convierte la ya "habitual guerra Irán-Irak" en un Conflicto Árabe Persa que vendría a complicar el tradicional Conflicto Árabe Israelí.

Los factores políticos por su parte se están complicando por varias razones. La URSS que había alcanzado avances significativos con respecto a EE.UU. al presentarse como "garante" de la navegación en el Golfo y "protector" de Kuwait, exhibe malestar por lo que considera una excesiva presencia militar norteamericana y de algunos de sus aliados de la OTAN en el Golfo. Los limitados enfrentamientos entre EE.UU. e Irán molesta visiblemente a Moscú y está conduciendo a cierto acercamiento táctico de ésa a Teherán.

Ello por su parte causa una profunda molestia en el lado árabe del Golfo que juzga la posición soviética como oportunista lo cual facilita la tarea de Washington y sus simpatizantes

locales para concederle a EE.UU. bases militares permanentes en países árabes del Golfo.

No obstante, lejos de estar satisfechos con la presencia y "protección a la navegación" norteamericana, varios voceros árabes en el Golfo consideran que Irán ha ido muy lejos en sus agresiones (especialmente contra Kuwait) y el minado del Golfo, sin recibir de Washington una respuesta apropiada, convincente, contundente. La confianza en la sinceridad estadounidense es, por lo tanto, limitada especialmente cuando se sabe que en el Congreso, el lobby israelí está circulando un informe sobre el "alto costo" de la presencia naval norteamericana en el Golfo.

Un afianzamiento del rol estadounidense en los países del CCG como protector con bases permanentes tendría efectos estratégicos regionales e internacionales. Afectaría además la esfera petrolera disminuyendo la autonomía de las decisiones en ese campo.

Washington está haciendo lo posible por lograr bases en el CCG, mantener en su mínima expresión su oposición a Irán y alejar a la URSS del Golfo. Esta política encuentra la resistencia de Moscú que propone sustituir la presencia naval propia y de la OTAN por fuerzas de la ONU en la cual participarían la URSS, EE.UU., Francia e Inglaterra. La fórmula tiene algunos adeptos árabes y posiblemente sea aceptada por Irán.

This entry was posted on 6 de abril de 2010. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

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